La sociedad actual plantea unos retos para los que se requieren profesionales digitalmente competentes, capaces de sacar el máximo partido de las nuevas tecnologías tanto de cara a su propio desarrollo profesional como a la mejora de los servicios o productos que ofrezca su organización a la sociedad.

Conceptos como identidad y reputación digital, gestión de la información, comunicación en contextos digitales, innovación o creatividad aparecen de forma recurrente en los planes estratégicos de las organizaciones, en las iniciativas gubernamentales y en los medios de comunicación. Si este reto es clave para cualquier profesional, aún más relevante lo es para el profesorado, que tiene entre sus responsabilidades el capacitar como ciudadanos digitales a su alumnado.

Hoy en día encontramos en el aula alumnado con diferentes orígenes, situaciones y momentos vitales, que hacen que el docente necesite más que nunca en este mundo conectado capacitarse para dar una respuesta global y de calidad a su alumnado, favoreciendo el éxito escolar y la mejora de su labor docente y de centro.

Los modelos educativos referentes a nivel europeo y mundial hacen hincapié en la importancia de la capacitación docente en habilidades de escucha, acompañamiento y atención a los niños y niñas en su desarrollo holístico, basándose en investigaciones que evidencian que el aprendizaje solo puede darse cuando el niño/a se siente acompañado y seguro en el aula.

La constante evolución de la sociedad de la Información junto con los avances tecnológicos y sociales a los que nos vemos sometidos hacen que el sistema educativo y su principal contribución, el equipo humano que lo compone, necesite repensar continuamente su rol docente y nutrirse de nuevas competencias socio-emocionales para el acompañamiento integral de sus menores.

Son muchos los profesionales de la educación que encuentran en sus centros escolares a niños y niñas con situaciones difíciles a las que no saben cómo dar respuesta; las demandas de las familias y las necesidades de las Instituciones de las que dependen los centros hacen que estos profesionales reclamen espacios de reciclaje profesional desde el encuentro entre iguales y la guía de auténticos expertos en sus materias.

En algún momento de nuestra vida, olvidamos que el aprendizaje es en sí una experiencia memorable. En algún momento de nuestra vida dejamos de vivir el aprendizaje como algo apasionante y divertido, y por tanto, perdemos la motivación en gran medida. Como docentes debemos reavivar en el alumnado la emoción de aprender, porque solamente cuando se disfruta del aprendizaje, este puede ser significativo.

La gamificación, entendida como el uso de mecánicas de juego en contextos no lúdicos, encuentra en el ámbito educativo un espacio excelente para dar respuesta a los problemas y necesidades que diariamente identificamos en nuestras aulas.

AICLE son las siglas para el Aprendizaje Integrado de Contenidos y Lenguas Extranjeras (en inglés, CLIL o Content and Language Integrated Learning). Formarte en esta metodología aumenta tus posibilidades de desarrollo profesional, por ser un enfoque educativo actual en el que una lengua extranjera se convierte en la herramienta fundamental para enseñar una materia no lingüística donde lengua y contenido se entrelazan, ya que estos contenidos son explicados y adquiridos en la lengua elegida.

Aplicar el metodología AICLE ofrece a los alumnos la posibilidad de aprender una lengua de manera natural, por lo que se contemplan diferentes estilos de aprendizaje y se fomentan las habilidades de pensamiento y el esfuerzo cognitivo.